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Foto del escritorKenneth Jordan Núñez

LA TRADUCCIÓN O LOCALIZACIÓN DE LOS VIDEOJUEGOS

Silvia Tartaj Ascaso




¿Sabías que, en 2020, se determinó que existían más de 2 500 millones de videojuegos en todo el mundo?


Hoy hablaremos de un tipo de traducción casi invisible para los consumidores, la traducción de videojuegos. Aunque a primera vista pueda parecer algo sencillo, ya que muchos videojuegos apenas cuentan con unos pocos cuadros de diálogo, la realidad muy diferente.

Para sacar adelante un proyecto de traducción de este tipo, se necesita dominar tres conceptos clave: la localización cultural, la creatividad y la transcripción.


La localización cultural se refiere básicamente a los ajustes culturales que se realizan al internacionalizar un videojuego. No solo se analiza el contenido a fondo junto a sus ideas fundamentales y se valora su viabilidad en el mercado, sino que se va un paso más allá. Se estudian también las creencias religiosas de cada país, los acontecimientos históricos, los posibles conflictos interculturales y cuestiones geopolíticas, entre muchas otras cosas.


En cuanto a la creatividad y a la transcreación, la traducción de videojuegos otorga algo más de libertad que otras modalidades de traducción a los traductores para adaptar, modificar o suprimir juegos de palabras, referentes culturales, humor que no funcione en la cultura meta, etc. Al final, lo que se busca es transferir la experiencia del videojuego, por lo que es muy importante que los traductores aprovechemos esta ventaja creativa. Al mismo tiempo, la traducción de videojuegos también añade dificultades relacionadas con la libertad. Las limitaciones relacionadas con la extensión son el pan de cada día para los traductores de videojuegos. La interfaz de un juego, los nombres de las armas, las habilidades... ¡y mucho más! Un diseñador gráfico ya adjudicó un espacio determinado para ese comando mucho antes de que el traductor comenzara su trabajo, y ahora este debe ceñirse a él. Por ejemplo, feed probablemente no podría ser traducido como vista general y su otro equivalente algo más corto, inicio, sigue ocupando más espacio que la palabra original. Visualmente el problema se puede explicar así:


En conclusión, como en cada modalidad, un traductor de videojuegos no solo debe contar con conocimientos lingüísticos y culturales tanto de la lengua original como de la lengua final, sino que también debe ser muy creativo para asegurar la originalidad y ser meticuloso durante la localización y la transcreación, y así mantenerse fiel a la experiencia que ofrece el juego.


Dicho esto, cabe resaltar en último lugar la dificultad que conlleva un proyecto de traducción cuando las dos culturas involucradas son especialmente diferentes. Los mayores consumidores de videojuegos a nivel mundial son EE. UU. y China. Si se diera el caso y tuviéramos que traducir un videojuego, por ejemplo, del chino al español, tendríamos que tener en cuenta las dimensiones de las pantallas (en china se utilizan monitores diferentes para visualizar sus caracteres correctamente); formatos a la hora de introducir años y fechas; el registro más bien culto, que suele ser la norma; la adaptación de los colores (no todo el mundo percibe lo mismo a través de ellos); la gastronomía; las canciones; el diseño de los personajes; su concepto de belleza; los mitos y las leyendas... ¡incluso la mecánica de algunos juegos! A la hora de vender, tenemos que pensar también en el sistema de monetización que más encaje en el nuevo mercado, en como introducir la publicidad, que puede o no estar censurado, etc.


Está claro que son muchos factores y la localización completa de todos ellos (especialmente de las imágenes) dependerá casi siempre del presupuesto y el tiempo; pero, si alguna vez tienes la oportunidad de participar en un proyecto así, ¡no olvides documentarte y tener en cuenta todas estas cuestiones!


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